El día más largo es aquel en que la noche se junta con la noche
en una grácil lazada que nos deja fuera, y nos señala
como culpables.
El día más largo empieza el día antes, y acaba el día después,
envolviéndolo todo en un enorme abrazo
viscoso y caliente.
El día más largo nos margina, nos mantiene a un lado
(a nosotros, que le dimos de beber)
y ahí nos quedamos: mirándolo cómo crece
de nuestra frente para arriba,
bestialmente...