13 de Julio 2004

MÉDANOS

1

Con tus palabras gruesas hago yo, al alimón,
un torbellino delicado, tules muy finos,
una gasa que te envuelve y amortigua,
no por quitarte envergadura (yo te quiero
brutal y drástica), sino por darte
espacios futuros que arrasar:

aire para hoy,
pan para mañana.


2

En el arenal, donde solían
embarrancar mis otras barcas,
se ha abierto ahora
una enorme vía de agua.

Raro será si del percance
–para otros, estrago–
no salgo de nuevo yo
húmedo y renovado.


3

Mi unidad está a ras de suelo.
Yo, por debajo,
me vuelvo a ramificar.


4

Tu doble faz es la elegancia
de tener todos los rostros posibles,
de vagar buscando un nido y encontrarlo
en un ala rota, o en el canto liso
del vaso del que me das a beber.

Tu ambigüedad tiene sustancia
de líquido seminal, y el tacto
de un sueño firme.

En ti, el rencor de ver
carece de todo sentido.


5

Andas callada hoy,
y yo ensordezco
por no tener qué devorar.
Aquí, todos los huesos
están exhaustos, sin sangre,
como caídos en una flaccidez
desconsolada
de la que sólo tu grito
–sirena vasta: aparición–
podría rescatarlos.


6

Yo soy tu sed, no tu agua.

Si me arremanso
no es para que me sorbas
y te refresque, sino por ver
cómo me cruzas y me navegas
rumbo a tu otra costa
(la embebecida).

Desde estos médanos,
con los brazos como aspas, yo te saludaré
orgulloso de tu coronación
mar muy adentro.

Escrito por Eneas Fog a las 13 de Julio 2004 a las 01:53 PM