VÍCTIMA Y VERDUGO
Al fondo del pasillo
del tiempo hay un espejo.
Las muecas que haces
vuelven a ti, intactas,
como un último retrato.
Los exabruptos, los deseos
malévolos, la imagen
completa de tu corazón,
ante tus ojos comparecen.
No hay escapatoria.
Golpeado por tu propio puño,
caes y no te levantas
víctima, verdugo,
¿por qué no enterrador?
ORUGA
Como una oruga al concluir
su período de acopio desenfrenado,
se enrosca
mi lengua y se cierra
mi enorme boca enderredor.
El silencio es la crisálida
donde criaremos alas para el verbo
futuro de los dos.
AROMAS
Somos iguales: con el calor,
nuestros cuerpos desprenden aromas,
esencias perfumadas que responden
dócilmente a nuestra naturaleza íntima.
Somos distintos: para alcanzar
el estado gaseoso del perfume,
a ti te basta con una llama, y a mí
me hace falta el incendio entero.
Tú te consumes como la barra de incienso,
mientras yo imito al aceite en el quemador.