I
Siempre la misma nubecilla
gris perla a la altura de la frente:
justo en el espacio que queda entre las cejas,
allí donde nada
puede cuajar.
II
Tras las ventanas abiertas se desliza
la misma retahíla de sombras
embozándose no adrede:
es su destino
de oscuridad el que no prende.
III
Ruidos de cortes:
muescas en la cara de la mañana
Infanticidios masivos para curar-
nos de la maraña de augurios
medio fastos medio nefastos
Las patrullas motorizadas
no acaban de llegar:
hay indicios,
pero nadie quiere dar un paso más.
Una señal se enciende
y el auditorio, no lo hay.
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Escrito por Eneas Fog a las 12 de Diciembre 2003 a las 05:28 PM