Cada uno en su isla, los hombres solos
se comunican mediante señales
de humo de sus cigarros:
una columna blanca,
dejadme en paz;
un gran anillo, no estoy de humor;
una espiral
enroscándose hacia el cielo:
guardad las distancias.
[...]
Apenas unas horas
separan la tierra esta de la tierra aquella:
de una zancada salvarías el gran hiato
que, como una astilla, sólo está dentro
--en tu mente sin parámetros.
[...]
Lo único que importa
(la cosa-en-sí)
son los signos que puntúan
del uno al diez, los acontecimientos.
[...]
Sin motivo evidente
florecen los cactos cuyas espinas
te dan temor
[...]
¡Lo contrario! ¡Lo contrario!
El lado oculto, hasta completar
el círculo completo.
[...]
Sobre todo,
NO OLVIDAR
lo que sigue debajo,
escarba que te escarba.