Todo al cero,
al valor mínimo
de donde todo bebe
y adonde todo vuelve
Todo al misterio
de la luz blanca y redonda,
leche primaria en la que veo
condensado el tiempo que no hay
Todo a la nada
informulada, a la inconcreción
que mañana ha de germinar
en nuevas formas transitorias,
en cortes, en heridas
que sanarán al amanecer,
cuando ya no se recuerden
Todo a la muerte, que se anticipa
con cada apuesta desquiciada, y abre
insólitas ventanas en la pared
del matadero
Todo en todo arriesgado, permanece
nada en nada superpuesto
—como la sombra, como la sed :
constantemente.