21 de Septiembre 2004

EL TESTIGO ESPECULAR

Delicada
mente que tabula
la percepción como una fuente
de recónditos sentidos.

Fragilísimo caer
en la cuenta de los hechos.
Asumir tranquilo.
Sereno pasar de la duda
a la evidencia. Elocuente
mudez, la del testigo.

Conciencia, tú vigilas
sin ceñir lo que sucede.
Tu voluntad y la mía
son sólo una.

Tamizada por el tiempo,
pátina pura,
ya siempre atinas:
del esquivo aparecer,
me transmites la visión;
el sonido del fragor,
la silueta de los cuerpos.

Entre el mundo y yo,
no subsisten accidentes.
La esencia, si la sé,
es que es la que es.

Yo soy su espejo.

Escrito por Eneas Fog a las 21 de Septiembre 2004 a las 01:33 PM