Sólo refulge la palabra en la carencia
de todo surco, por ser ella
la incisión del tiempo del decir
que se alumbra en la tierra
todavía silenciosa.
Sólo en el amanecer se torna
la palabra que anegaba como rocío
la hendidura de la espera
y en figuras permanece, de la noche
testimonio incandescente.