¡Hombre al agua!
Retorno al elemento
primordial:
de nuevo feto
flotando sin pensar
sino en mecerme con las olas
que me envuelven en sus llamas
de luz y figuras vagas
¡Inmersión en el mar!
Caída lenta hasta el fondo
de donde emergió la caracola
primera con su provisión
de patas, ano, boca,
branquias y ojos.
Buceando sin bombona
devengo de nuevo animal,
una promesa, un infusorio.
Poco a poco se invierte
el camino del ser y de su muerte
en aras de la resurrección
implícita en la voz inicial.
¡Esperad!
No me lancéis el flotador,
que mi vida se salva,
evanescente,
hundiéndose en lo abisal.