16 de Mayo 2004

Leyendo a Carlos Marzal

Vaharadas de no sé qué
neurotransmisor recorren mi cuerpo.
Aguas extrañas
(no lágrimas: son más profundas
y, a la vez, más corporales)
me anegan el ojo de ver
lo visto y lo que le sustenta.
Hormonas a las que anima
un estímulo inmanente al vuelo
me trastocan y me acrecen.

Leo otro verso.
Y una oscilación pura
y carnal
me acomete de nuevo.

Escrito por Eneas Fog a las 16 de Mayo 2004 a las 02:19 PM