En saco roto caen
las palabras que debían planear,
intactas, hasta tus cejas.
No pueden volar,
tú no las dejas.
Los mensajes que te traen,
incomprendidos, van a quedar
grabados como ausencias
en un limbo imperturbable.
De allí, si lo deseas,
un día cualquiera (grave
paso el que darás,
sin saberlo, hacia delante),
tú las podrás rescatar.
Si nacieron ellas,
parvas sin su par,
fue sólo para esperarte.