27 de Abril 2004

Abrazo el desamparo

Abrazo el desamparo.
Lo amo con fruición
desheredada, como quien busca
salvarse aflojando
el nudo que le ata por dentro.

Adoro el viento helado
que desciende sobre mí, y creo
descubrirle conmigo un parentesco:
el que une a las islas entre sí
en el mar de las distancias.

Alcanzo mi esencia consumada
si la hago una con la tundra:
estrellas de cristal, espejos
ahumanos por el vaho,
grandes témpanos de hielo
flotando a la deriva,,,

En el frío yo me encalmo:
congelada, mi vida
puede adoptar alguna forma
(cualquiera me valdría,
ahora que me deshago
entre charcos de agua tibia).

Cuando empezó el invierno,
yo ensoñaba —estática
visión alucinada— con las dunas
suaves de la conciliación…

Escrito por Eneas Fog a las 8:20 PM

La provisionalidad risueña

Vivo con la provisionalidad risueña
de quien sabe que va a morir
a una única vida
y no al perdón de los pecados,
ni al fuego eterno
que desprende una velita,
ni al agua bendita y purificadora,
ni a los cántaros derramándose
sobre un campo de gran boca,
ni a mi rostro dilatado
por mor de una sonrisa,
ni a cierta propensión
a la reserva estratégica,
ni a la deriva
inopinada de los acontecimientos,
ni al salmón aguas arriba,
ni a la red
perforada por el pez espada,
ni a las detonaciones súbitas,
ni a este vicio de entregarme
a las ínfulas portadoras
de una serenidad
por completo
quebradiza.

Vivo con la provisionalidad risueña
de quien sabe que va a morir
no una vez, sino centenares,
y siempre riendo.

Escrito por Eneas Fog a las 8:20 PM

La granada es un fruto amenazante

Apretada como un puño sangrante,
la granada
se diría que está a punto de estallar
y pringarnos la cara con su zumo.

Globulosa y parca
en motivaciones, los nudos
que la componen parecen celdas
de miel rojiza en un panal.

A medida que uno los separa,
se desfigura su estructura colmenar,
y emerge entonces su naturaleza
asesina:
una tras otra, las balas
de su cañón van restallando
en nuestra mano inocente,
amputándonos (quizás) una falange,
o un dedo, o la mano entera.

Pues, tras su aspecto vítreo y acontentado,
la granada es un fruto amenazante:
de nuestro propio destino, calco;
de la esperanza toda, imagen.

Escrito por Eneas Fog a las 8:18 PM

19 de Abril 2004

SOSTÉN Y OTROS POEMAS

La patinadora

En cuchillas que no sajan
sino que se deslizan,
van abriéndose sus alas:
pájaro de fuego
o vengadora escarpia,
la bailarina
libera a su cuerpo de medida.

Entregada
a una especulación ficticia,
su movimiento
circular no conoce los deseos:
gira y gira
como inútil arabesco
sobre la tierra helada.

Pero
no: es ilusión, la inquina
que ella emplea en la acrobacia.
Su embeleso
va más lejos de la fina
elegancia de las hadas.

Es adentro,
adonde su gesto nos abisma.


Timidez de los campos

Con qué pudor
exquisito
retrocede la flor ante la mano
que acaricia sus pétalos
iridiscentes.

Con qué recato
inteligente
se aparta el hibisco
cuyo estambre tiende al sol,
mas no al contacto
(su entrega es aparente).

Con qué divina
contención exhala vahos
de amor la buganvilla.

Con qué inocente
reserva el amaranto
en la mañana florece.

Es tanta la caución
con la que el campo brilla,
que todo me parece

(a mí, el fauno
enardecido por la prisa)

invitación.


Lluvia

Llueve, y sobre la tierra sedienta
no se forman los charcos acostumbrados:
la Gran Boca se la bebe toda
—el agua caída
y la que se ha levantado.

Llueve por el lado contrario
al que yo estoy: no moja
mi piel esta tormenta,
no la fertiliza.

Llueve por fuera,
ahora.
Mi ojo espía
desde el cercado.


Sólo se vive dos veces

Sólo se vive dos veces:
una, a la ida
(distraída,
negligentemente);
otra, a la venida,
como quien vuelve
a beber en la fuente
que una vez le dio la vida
y todavía la contiene.


Nieve en primavera

Nieve en primavera:
inversión de los valles
en la cima congelada,
de los ríos en témpanos
flotando ladera arriba.

Modulación rara
del meteoro incautado
por la brisa.

Atraso suave
de la impaciencia.

Calma herida:
no dan abasto
mis tragaderas.


La exhalación rubia

La exhalación rubia
teñida se planta,
dándome la espalda,
de peras a uvas
frente a mi ventana:

sin pudor me abruma
con su perfil de araña
o de escultura
perfectamente gualda
que, o el amor incuba,
o en visión se encalma.

Mi ambición de puma
quisiera, claro, asaltarla
—pero mi otro yo, el cura,
prefiere la guarda
y custodia de la musa
tras las persianas:

que siga esta procura
de prendas blancas
alborando la mañana,
que de la oscura
satisfacción extenuada
ya inventaré mejor excusa.


Sostén

Un colchón armónico sostiene
en el aire una melodía:

como plumas que con facilidad
alzan el vuelo y se desplazan,
ella conoce también la ligereza,
el sustento de tan imperceptible

sostén.

Escrito por Eneas Fog a las 11:56 AM

Música conjetural

Dios nos cría
juntos y somos luego nosotros,
cada uno por su cuenta,
quienes nos vamos separando:
así podemos (el contacto
nos repugna) dar salida
a la energía cruenta,
al anatema,
a la tentación fría
de buscarnos solos,
después, por los espacios
blancos de la tierra vacía.

El Creador nos ama día tras día
pero las criaturas nos amamos
sólo de vez en cuando:
si titila la estrella
que ni brilla ni ilumina,
si ronda el zorro y aúllan los lobos
buscando a sus lobatos,
si el hielo se endurece afuera.
Ese es nuestro peculiar modo
de necesitarnos
los unos a los otros:
tan sólo en el espasmo.

El Cielo nos puso aquí abajo,
sobre la tierra,
a todos apretujados:
luego vino la diáspora lenta,
alejarnos poco a poco,
buscar lo amplio
en parajes remotos.

Sólo una música fluida
(la conjetura del loto)
para arrastrarnos hasta la orilla
de un mar ya desecado.

Escrito por Eneas Fog a las 11:48 AM